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Cristina La Veneno: el icono lgbtq+
- Adra y la homofobia hacia Cristina La Veneno
- Paca la Piraña y viaje a Madrid
- Cruzamos el Mississippi
- La Veneno estafa a un seguro e ingresa en prisión
- Valeria Vargas y la biografía de Cristina la Veneno
- Muerte de Cristina La Veneno
- Serie de tv Cristina la Veneno
- La disforia de género
- El impacto de la transfobia
- Los tratamientos para la reasignación de sexo
- Real Life Test
- La cirugia de reasignación de sexo
Cristina La Veneno: el icono lgbtq+
Cristina La Veneno fue una actriz, cantante, modelo (los Ojete Caló reconocerían todas estas profesiones bajo el acrónimo mo-ca-triz). Además fue prostituta y vedette y una de las primeras mujeres en apadrinar y dar a conocer a la comunidad transexual en España, siendo aún reconocida como uno de los iconos LGBTQ+ más importantes en España.
Cristina La veneno nació en 1964 en Adra, Almería, de José López y María Rodríguez, en una familia con seis hijos. Desde muy joven, Cristina supo que era una mujer a pesar de haber nacido biológicamente como un hombre.
Adra y la homofobia hacia Cristina La Veneno
El clima homófobo de su ciudad natal, sumado a las muchas inseguridades que le provocaba la disforia, hicieron de su adolescencia un infierno, sufriendo numerosas agresiones y maltratos, no sólo por parte de la gente del pueblo, sino también de su propia familia, en especial de su madre, con la que nunca tuvo una buena relación a lo largo de su vida.
Paca la Piraña y viaje a Madrid
En 1990, empezó a vestir en secreto ropa de mujer y decidió entrar en el mundo del espectáculo, donde conoció a la estrella (y más tarde su gran amiga) Paca La Piraña.
Poco después se trasladó a Madrid donde empezó a trabajar en la cocina de un hospital pero, al perder su trabajo por las quejas de los pacientes que no querían estar cerca de una persona tan "ambigua", empezó a prostituirse en las zonas del Parque del Oeste y el Paseo del Pintor Rosales, tomando primero el nombre de Tanya y luego el de Cristina en honor a una compañera y mentora que murió unos meses después.
Cruzamos el Mississippi
Cristina la Veneno saltó a la fama televisiva tras ser entrevistada en 1995 por la periodista Faela Sainz, del programa ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’ y desde ese momento, Pepe Navarro, presentador del programa, quiso contratarla por su carisma, belleza y autoestima.
En ese mismo periodo publicó un álbum musical con dos temas y también trabajó en Argentina como presentadora de televisión (también es conocida por haber rodado dos películas pornográficas, bajo el asesoramiento de su entonces novio italiano Andrea Petruzzelli).
La Veneno estafa a un seguro e ingresa en prisión
Siempre de la mano de su ex novio, es acusada de haber incendiado su casa para obtener el dinero del seguro y es enviada a prisión de 2003 a 2006, lo que le causa graves daños psicológicos y físicos.
Tras su salida de la cárcel, Cristina la Veneno vuelve a la televisión, ante una audiencia que tiene opiniones controvertidas sobre su historia, y su condición de bulímica ya agrava los estados de depresión y ansiedad graves que había desarrollado durante su estancia en prisión, debido a las violaciones y los malos tratos de los funcionarios de prisiones.
Valeria Vargas y la biografía de Cristina la Veneno
En 2016, gracias a la periodista Valeria Vargas que recogió sus testimonios, se publicó una autobiografía que, aunque se auto financió en los primeros momentos de la publicación, se agotó incluso antes de ponerse a la venta. Esta misma biografía, probablemente, fue su sentencia de muerte ya que contenía nombres y noticias de personas que movían "España con un dedo".
Muerte de Cristina La Veneno
El 5 de noviembre de 2016 Cristina fue encontrada en su domicilio, semi inconsciente, tirada en el suelo llena de moratones y con un fuerte traumatismo craneoencefálico; por ello, fue trasladada de urgencia al hospital de La Paz donde se le diagnosticó un edema cerebral, se le indujo el coma y fue tratada en cuidados intensivos.
Cristina la Veneno murió repentinamente 4 días después, el 9 de noviembre de 2016, en el mismo hospital y se iniciaron dos investigaciones forenses sobre las causas de su muerte (consideradas accidentales) aunque todavía hoy la hermana de Cristina está luchando por reabrir el caso junto con asociaciones LGTB para demostrar que muchas cosas no encajan en esa teoría y que lo más probable es que Cristina fuera asesinada por algún hombre poderoso del que había hablado en su biografía.
Del libro "¡Digo! Ni puta ni santa' de Valeria Vegas. Cristina Ortiz Rodríguez (1964-2017) se hizo famosa con el nombre artístico de Veneno: en la segunda mitad de los años 90, fue la primera transexual en aparecer en un programa de televisión español, hablando de su condición y de su profesión, la prostitución. En poco tiempo, gracias a su carisma y presencia, La Veneno se convirtió en un fenómeno mediático.
Serie de tv Cristina la Veneno
La serie Cristina la Veneno de Javier Ambrossi y Javier Calvo (los de Paquita Salas, en Netflix) escenifica un melodrama más grande que la vida, que lo abarca todo: es triste, eufórico, violento, explícito y no escatima en golpes bajos, todo ello manufacturado a la perfección.
Los 8 episodios reconstruyen la vida de Cristina la Veneno, desarrollando cada uno de ellos un núcleo temático, mezclando los planos de la representación y la narración: pasado y presente dialogan en un marco perfectamente construido.
Impresionante el trabajo sobre y de las tres actrices que interpretaron a Cristina: Jedet (en los primeros años de transición), Daniela Santiago (joven, explosiva y furiosa) e Isabel Torres (agotada, envejecida y derrotada).
La dirección y el guión están llenos de ideas, de vida; no hay nada fuera de lugar, la historia escapa de la mera biografía y amplía sus límites hacia la novela histórica: inmortaliza diferentes épocas que dan paso, una tras otra, a algo nuevo, a algo joven.
La disforia de género
La disforia de género es una afección que una persona percibe debido a la falta de correlación entre la identidad de género y el sexo atribuido al nacer.
Hasta 2013 se denominaba GID, o trastorno asociado a la identidad de género, pero posteriormente esta condición se identificó simplemente como disforia para contrarrestar el estigma de una enfermedad psicológica.
Las personas que sufren disforia de género pueden identificarse como transexuales y las causas de esta condición, aunque todavía se desconocen, pueden reflejar a menudo factores genéticos y biológicos, ambientales y culturales.
El tratamiento de la disforia de género parte de la aceptación e inclusión de la persona que no se representa a sí misma con el sexo asignado al nacer y luego continúa, arbitrariamente, con la terapia quirúrgica u hormonal, apoyada por una valiosa ayuda psicológica durante este largo y enrevesado camino.
Analizando la disforia de género que surge en las personas que nacen varones al nacer, como en el caso de Cristina, suelen darse dos procesos principales:
- Disforia de género de inicio temprano = generalmente visible también durante la infancia, como en el caso de Cristina Rodríguez; por lo general, las personas pueden identificarse como homosexuales u homosexuales durante un período de tiempo y luego tener estos signos visibles y recurrentes de disforia;
- Disforia de género de aparición tardía = no incluye ningún signo visible durante la niñez, pero algunos informan tener el deseo de ser del sexo opuesto durante la niñez.
El impacto de la transfobia
El impacto social de la disforia de género es realmente muy grave en los pacientes, ya que trata de la esfera sexual y a menudo no todos se sienten preparados para tratar estos temas libremente con las personas que forman parte de su vida diaria.
En los niños suele haber una predilección por los juegos o actividades que suele realizar el sexo opuesto y un sentimiento de asco hacia sus propios genitales.
Este comportamiento puede llevar al aislamiento social de los amigos, la ansiedad, la soledad y la depresión. En los adolescentes y en los adultos, las personas desean ser y ser tratadas como individuos del sexo opuesto, presentando un mayor riesgo de estrés, aislamiento, ansiedad, depresión, ideación suicida, abuso de sustancias tóxicas (alcohol y drogas) y trastornos alimentarios.
Los tratamientos para la reasignación de sexo
En cambio, hoy en día, el tratamiento de elección para la disforia de género es el tratamiento biológico, con el objetivo de modificar las características sexuales primarias y secundarias para reducir la discrepancia entre la apariencia física de una persona y su identidad de género.
Por lo general, los tratamientos biológicos de la disforia se administran junto con la psicoterapia, aunque se subraya que esta última no es un requisito esencial para el tratamiento de estos pacientes.
La terapia de reasignación de género representa la vertiente médica de la transición e indica el proceso de modificación de las características sexuales de un individuo para que se acerque a la percepción de la identidad de género.
Entre los criterios para someterse a la terapia hay que tener una disforia de género persistente y bien documentada, la capacidad de entender y firmar un consentimiento informado de forma independiente y ser mayor de edad en el país donde se realiza esta terapia.
Real Life Test
Antes de proceder a la cirugía (irreversible), los médicos suelen exigir a sus pacientes que pasen un RLT, es decir, un Real-Life-Test, viviendo durante un año como las personas del sexo opuesto con las que se identifican para ver si pueden soportar psicológicamente la nueva condición de vida.
En el caso de las personas transexuales, la terapia hormonal provoca el desarrollo de numerosos caracteres sexuales secundarios, aunque muchos de ellos no pueden revertirse simplemente con la administración de estos fármacos.
Por lo general, los fitoestrógenos y los antiandrógenos se utilizan como fármacos feminizadores, mientras que la testosterona se introduce como hormona masculinizadora, haciendo que las cuerdas vocales sean más gruesas, provocando el aumento de la masa muscular, la pérdida de cabello y el engrosamiento de la piel.
La cirugia de reasignación de sexo
La cirugía (también conocida como SRS, Sex Reassignment Surgery) se refiere a todos aquellos procedimientos médicos que pretenden adecuar la apariencia física de un individuo a su identidad de género; a menudo estos tratamientos se refieren al aparato genital, con procedimientos muy delicados como la vaginoplastia, la metoidoplastia y la faloplastia, aunque hoy en día existen otras intervenciones que se refieren exclusivamente a la cirugía genital (GRS, Genital Reassignment Surgery).
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